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una escritora en las nubes

Lluvia y sol

7/04/2007 

Poca luz ha habido estos días: agua, agua y solo agua. El cielo gris y triste. El martes ¿fue el martes? llovió todo el día, y fuerte. Apenas había luz en la oficina. El comedor también estaba lóbrego y triste con una luz amarillenta como si viniera de velas en vez de bombillas. Y el Ebro desbocado como un dragón enfurecido que inundaba, con su lengua mojada en vez de ardiente, los campos... Más lluvia esta mañana, fina, lavando nuestro paseo por la ribera del Ebro. El chico no quería meterse debajo del paraguas y yo tenía que encorrerlo. Risas y carreras. Pero por fin esta tarde salió el sol. Y nos calentaba los huesos dormidos por la lluvia. Nos calentaba también el espíritu melancólico. A los mayores, porque los niños no saben aún lo que es la melancolía. Ellos siempre están contentos, excepto cuando les llevas la contraria y se enfurruñan, pero se les pasa pronto. El parque olía a tierra húmeda y saboreábamos rayos de sol mojados, como un delicioso helado de primavera que íbamos comiendo lentamente, a pequeños lametazos.

Han sido muchos días de lluvia. De lluvia y cielos grises. Querían ponernos tristes pero no lo han conseguido. Cunden mucho los días de lluvia, en casa, desayunos sin prisas, entre los libros, entre palabras escritas, entre los dibujos de los niños... Siestas... Bostezos... Periódicos... El día es largo y la Semana Santa parece deliciosamente eterna. Me gusta que sea así. Se respira felicidad, aunque el cielo se empeñe en estar triste. Por unos días, el tiempo ha dejado de correr y se ha instalado en nuestra casa, de vacaciones.

1 comentario

Gab -

Nubes! No estaba segura si eras tú. Costó mucho trabajo encontrar tu blog por medio del link, así que me di una vueltecita en años anteriores para confirmar :D
El Ebro tiene nombre de encantamiento. Hace mucho ya de semana santa! a ver si te vemos por aqui.
Un abrazo,
Gab