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una escritora en las nubes

El despertar

El timbre del despertador suena

atravesando la madrugada,

taladra mi último sueño

y mi mano lo enmudece

de una bofetada.

Vuelve mi sueño sobre la almohada

- pasan cinco minutos eternos -

y el timbre otra vez apuñala al sueño.

Otros cinco minutos y el tercer timbre,

me hace abandonar la cama.

Me levanto sonámbula y caigo en otro sueño

(triste, monótono y aburrido);

el sueño de todos los días:

lavarse las legañas de la noche,

ducharse con los ojos cerrados,

enchufar el microondas y el tostador,

vestirse sin mirarse al espejo,

engullir una tostada,

beber el café instantáneo de un trago,

llamar al ascensor

- y que ningún vecino se lo lleve -,

cepillarse los dientes mientras sube,

salir de casa poniéndose el abrigo…

Y coger un autobús rumbo al encierro cotidiano.

Si es de noche encontrar la luna o un lucero,

Si amanece, nubes rosadas en el cielo azul.

Es lo único que merece la pena de la madrugada.

Este autobús mece nuevos sueños,

- eran mejores mis sueños sobre la almohada-

hasta llegar a la fábrica.

Ser sonámbula hasta la oficina.

Volver a despertar otra vez.

Sin timbres. Bostezar.

En un lugar que huele a cerrado.

En un lugar que amanece tras las persianas de lamas.

1 comentario

poemasperdidos -

Nubes!
Que maravilla descubrirte en el cielo de las letras! Para mí, hacer contacto con otro ser humano significa encontrarme un poco en la otra persona. Muchas de tus letras las pude haber escrito yo. Me encantaron!
Un abrazo,
Gab